miércoles, 23 de junio de 2010

Las manos van al pan, y los ojos a las tetas


A ver, planteemos la clásica situación estival:

Chico no puede evitar mirar el escote de la chica. Chica se queja de que no le mire a los ojos y de que ellos siempre piensan en lo mismo. Chico replica que la culpa es de ellas, por enseñar lo que no quieren que miremos. También utiliza en el argumento palabras como "provocando", "cerdas" y "todas putas".

Me cago en la puta. Matemos todas estas discusiones tan trilladas. Hace falta que firmemos un contrato intergénero:

Los chicos nos comprometemos a:

1 - Aceptar, entender y tolerar la necesidad que tenéis las chicas de sentiros atractivas, sexis e incluso un poco putones. Si os tomáis esto último a mal, pensad entonces que lo digo por las "jennys". De hecho, toda esta necesidad la tenéis (en principio) pensando en nosotros así que no podemos hacer más que agradecéroslo.

2 - El anterior punto incluye el evitar comentarios, pensamientos y opiniones despectivas o comparativas con las trabajadoras del placer (sexual).

3 - A miraros el escote, con las respectivas mamas dentro, de manera sutil. Pero permitir que os deis cuenta de vez en cuando para haceros sentir también un trozo de carne, y no solo unas interesantísimas personas.


Las chicas os comprometéis a:

1 - Aceptar, entender y tolerar que nosotros, los chicos, no podemos evitar que los ojos vayan hacia la carne, como nadie puede evitar mirar lo que se le ofrece delante de sus narices. O simplemente queremos darnos un erótico homenaje a costa de vuestra vestimenta, que no olvidemos ha sido elegida por vosotras.

2 - El anterior punto incluye evitar represalias como: insultos, malas caras, comentarios críticos o bajar el telón en pleno espectáculo cubriéndoos con la melena o una pieza textil. Los comentarios a favor, así como el ofrecimiento explícito se valorarán muy favorablemente. Sobre todo si a continuación no se mencionan las palabras "a cambio", "precio" o "billetes".


Para entenderos, he imaginado la sensación que debéis notar cuando el aire os refresca la regatera. Estoy seguro que es muy parecido a lo que nosotros, los hombres, sentimos cuando una suave brisa nos acaricia los genitales desnudos, concretamente los testículos. Es una sensación fantástica que nosotros no podemos disfrutar en público por las estúpidas convenciones sociales. Vosotras sí, así pues, ya que nosotros sufrimos queramos o no el recalentamiento genital, qué menos que nos permitáis evadirnos en vuestros frescos valles.

- Va, no hay huevos a...

Todo esto me lleva a añadir unos pocos puntos extras respecto a vuestro compromiso:

1 - Favorecer la visualización más óptima y estética de vuestras frutas lácticas (ya sean melones o fresones), usando posturas, posiciones y vestimenta adecuadas. Inclinarse hacia delante, permanecer un plano por debajo (chica sentada vs chico de pie) o no usar sujetador a la par que un escote que bordea los pezones son buenas maneras de compartir alegría para hacer de este un mundo mejor.

2 - Anexo del punto anterior: mientras aplicáis las directrices anteriormente apuntadas, es necesario y os comprometéis a mirar hacia otro lado, cuanto más alejado de los ojos del espectador macho, mejor. No obstante, tenéis derecho a girar de pronto la cabeza y mirar directamente a los ojos de este, una vez cada cinco minutos. Para cumplir el tercer punto con el que nos comprometemos los barones.

3 - Sobre el Wonderbrá, hay que decir que los hombres en general mantenemos una relación de amor-odio con él. Amor visual, porque aparentemente os las hace más apetitosas. Odio, porque una vez fuera, frecuentemente llega la bofetada de la decepción y el engaño.


Yo personalmente, como detesto la impostura y la pretensión a la vez que admiro la naturalidad y la autosatisfacción, apuesto por derribar la dictadura de los push-up.


Mujeres, hombres, en este tema todos nos debemos cosas los unos a los otros. Hagámoslo bien. Cumplamos cada uno nuestra parte jugando limpio.

2 comentarios:

Incendiario dijo...

jajjajaja me encantás.

Bragas Fritas dijo...

Iba a dejar un comentario kilométrico y barato, pero me limito a ilustrar lo que realmente toca las narices con un Shrub Monkey:

http://ktshy.deviantart.com/gallery/#/dnn8gq

¿Qué preferirías? ¿Un "oye, no es por ser indiscreta, pero tus peludos huev.. digooo, tus genitales resultan verdaderamente atractivos", o un "te lamía los huevacos hasta que hicieras horchata"?

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