lunes, 16 de noviembre de 2009

Acoso sexual

La historia que sigue a continuación es verídica, si bien cambiaré los nombres de los protagonistas para mantener las identidades anónimas y no comprometer a nadie.
Tengo un amigo al que llamaremos Juan, que se siente acosado sexualmente por una mujer de su trabajo, a partir de ahora llamada María, que goza de una posición superior dentro de la jerarquía de la empresa. Como es de esperar, María no es una milf a lo Nicole Kidman, mas bien se trata de una mezcla perfecta entre el muñeco de los marshmallows de Cazafantasmas y Carmen de Mairena.



Pasate por mi despacho... y cierra la puerta

Desde practicamente el primer día de trabajo, Juan ha notado como María le va descaradamente detrás, hasta el punto de hacerse omnipresente en cada uno de los movimientos del pobre chaval: si el va a tomarse un café, ella irá corriendo a tomar un té; si el va a hacer fotocopias, allí estará ella haciendo cola a demasiada poca distancia; si el va al baño, sabe que ella estará en mitad del camino y tendrá que fintarla en plan Messi.
Poco a poco el acoso ha ido siendo mas evidente. Ella le ataca directamente mientras trabaja, se le acerca con cualquier excusa absurda y le planta el pechugamen a escasos centimetros de la cara (es de esos que no se sabe donde termina el pecho y empieza la barriga), invadiendo siempre su esfera individual. Incluso ha recibido sutiles proposiciones de contacto físico ("necesito un masaje"). Recordemos que María pesa casi el doble que Juan, la cual cosa ejerce un cierto factor intimidatorio.

La situación se ve agravada por la sequía sexual que atraviesa Juan. Es comparable a morirse de sed en pleno desierto teniendo al alcance una fuente de donde brota ácido sulfúrico.



 Hazle un buen repaso a mis... informes

Nuestro protagonista sabe como funciona la justicia en estos casos:
- Mujer acosada: inmediata orden de alejamiento para el acosador, prisión preventiva, ficha policial, castración química, retirada del carnet de cliente del Mercadona...
- Hombre acosado: la denuncia no será llevada a tramite, y en el mejor de los casos el juez lo llamará maricón en la cara.

De momento no ha llegado a este extremo, pero lo que era una gracia para contar a los colegas esta empezando a provocarle cierta ansiedad, ya que es un trabajo que necesita y no sabe exactamente como comportarse para no tener problemas. Sólo se siente animado cuando ve los cartelitos del ministerio de igualdad.

Es entonces cuando Juan se rie a carcajadas. 

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