viernes, 18 de diciembre de 2009

Sin perdón

El perdón es una mierda injusta.

Pedir perdón es extremadamente egoísta.
Es ir a la víctima y pedirle permiso, con ojitos de Sad Sam, para no tener que sentir remordimientos de nada.
El perdón es tras lo que se amparan los hijos de puta, los desvergonzados y los incompetentes.
Es conseguir ignorar el justo castigo, con tan solo unas palabras mágicas.
Es querer eludir el sistema psíquico de justicia gracias al abuso de la corrección política imperante. Poca gente tiene huevos a negar el perdón.

Como dice siempre un amigo: "Se acepta como normal y se tolera".
Pues a ver si va siendo hora de que devolvamos la tolerancia al lugar que merece.

Además, que te pidan perdón, despierta un odio interno que frecuentemente conlleva una agresividad que hay que controlar. Porque bastante puteado estás, como para verte obligado a librar al hijo de puta de su consciencia.

Recuerdo uno de aquellos amigos venidos a menos, que hace unos pocos años le daba por pedir perdón por cualquier chorrada. Empezó como una coña, pero en el pasó a una costumbre y casi una obsesión. Te pedría perdón repitiendolo como un crío, hasta que se lo aceptaras. Y tu tenías que soportarlo, mientras le hubieras arrancado la mandíbula para clavarle sus propios dientes en los testículos.

Pero... ¿Y la otra parte, que?
Objetivamente, ofrecer perdón es de gilipollas.
Es ser perjudicado a cambio de nada, gratuitamente.
Es perder el derecho a enfadarse y montar en cólera para dejar escapar por algún lado la impotencia.
Es resetear la situación, pero quedándose con el software lleno de virus en estado latente.

Para que la vida sea mas justa no debería existir el perdón. Cada uno debería de vivir con sus remordimientos, como Post-It's mentales recordando los errores. Así evitaríamos volver a cometerlos. No vale dar segundas oportunidades a los que abusan de ellas grácias al Joker del perdón que se tiene siempre en la manga.

A mi, que nadie me pida perdón. Me pueden decir que "lo sienten", que "les sabe mal", que "ha sido sin querer" (¡Mas faltaría!) o demás expresiones que no arregan nada. Pero que no me pidan perdón si no quieren invocar al díablo que llevo dentro.

Por mi parte me comprometo a empezar a negar peticiones de perdón. Que ya basta de ceder ante lo que se espera de uno mismo. Que la correción está permitiendo que los cabrones nos meen en la boca.

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