lunes, 8 de febrero de 2010

Parecer rico II: ¿Pedimos un vinito?


¿Que pasa con los hijos de puta que se creen sommeliers? Pues nada malo, por desgracia.

Pero para que no paguen justos por pecadores, puntualizaré los problemas que tengo con los farsantes del vino.

En primer lugar, hablo de gente entre los 20 y 30 años, que es cuando la pretensión se acentúa mas. Creen saber distinguir los buenos vinos porque pagaron muchos billetes por una mísera cata. La gente paga muchos billetes para poder conducir legalmente y no aprenden a hacer trompos sin matarse hasta años mas tarde.

Me da igual que crean que entiendan, me pudre la sangre que pretendan hacerlo creer a los demás por todos los medios, especialmente haciendo toda la ceremonia de los sentidos en mitad del restaurante.

Eso lo encuentro una falta de educación tremenda hacia el restaurante. Pide probar la ensalada y la merluza también, hijo de puta. Y ves a la cocina y mira, huele y lámele las manos al chef. Si no haces eso, no se porque has de ir trasteando un producto envasado servido con la garantía del local.

Estoy seguro que los de verdad sólo lo hacen en su casa, con las botellas de su bodega privada. Me parece perfectamente lógico.

Y siempre son tios. Aquí me podéis restar puntos de mi carnet de misógino.

No obstante, he advertido que esta conducta infame acostumbra a surgir después de entrar en una relación estable. ¿Que les pasa a la gente emparejada que les da por pseudorefinarse patéticamente?

Hace dos días pedían sangria, lambrusco o turbio en cada cena, la creme de la creme de la resaca barata. Y después les daba igual meterse 5 cubatas del peor garrafón de la provincia. Y en cuestión de días van de que no pueden hacer una comida a gusto si no hay un buen vino en la mesa, escogido y probado por ellos. Y aun tienen los huevos inversamente proporcionales a su intelecto para decir aquello de: "¡Oh, no hay nada peor que hablar con un camarero que no entiende de vinos!" o pedir un segundo vino el doble de caro, que se pagará entre todos, poco antes del postre para poder llevarse a casa 3/4 de botella.

Son los mismos hijos de la gran yonki que "van a tomar unos mojitos". Totalmente comprobado. Lo de hijos de yonkis, quiero decir.

Hasta aquí la nueva entrega de los hijos de puta que son tan pobres de espíritu que se dejan embaucar por la sociedad y se toman a rajatabla los pequeños placeres que dicta el dinero. Pequeños placeres oficiales, mis cojones!!


PD: VINITO está al mismo nivel que CENITA. Piensen en ello antes de decirlo la próxima vez.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón. Lo peor es cuando se pone de moda un vino y todo dios a pedirlo.

manteka dijo...

"los huevos inversamente proporcionales a su intelecto"

interesante, que me la robo paa aplicarla, por ceirto que de vinos se NADA , pero esta divertido