lunes, 19 de octubre de 2009

Desmontando el mito (Parte 1)

"Por la calle se ven mas mujeres guapas con hombres feos que al revés porque las mujeres no dan tanta importancia al físico."

De entre todas las grandes mentiras que nos rodean he elegido esta para empezar la sección porque es una de las que mas me asquean por asumida y falaz. En mi opinión es uno de los muchos argumentos feministas inventados para ocultar una realidad enterrada mucho mas aterradora.

En primer lugar hay que contextualizar que toda relación humana, y aun mas en la época de inclemente individualismo que nos ha tocado vivir, es un intercambio de intereses. Tratándose la pareja de una de las instituciones mas jerarquizantes de nuestra cultura, aun con mas motivo. Igual que los ingresos determinan el valor de nuestro trabajo, la pareja determina nuestro atractivo. Es por eso que aceptamos mejor las parejas físicamente descompensadas cuando hay notoriedad y pasta de por medio. En todo caso, eso haría a las mujeres mas interesadas que no nobles.

Pero no me interesa hablar de Briatores. El mito que quiero desmontar es el motivo por el cual se dan casos similares entre gente anónima. No pretendo poseer la verdad absoluta de cada caso concreto, pero es inevitable generalizar cuando se desarma una afirmación de lugar común.

Punto 1: El macho alfa.
La prueba determinante de que las mujeres sí valoran el aspecto del sexo contrario es que los hombres guapos follan, y mucho. Todos conocemos por lo menos a uno que liga tanto como quiere y puede permitirse ser tan cafre como le apetezca sin resentirse. Precisamente porque folla tanto es comprensible que le cueste comprometerse con una sola teniendo un amplio abanico de posibilidades. Además el hombre promiscuo es un valor positivo socialmente, admirado por sus iguales.

Punto 2: La tía buena.
Mientras el hombre ve el interés del sexo opuesto como una oportunidad para diversificar, la mujer lo considera un argumento para ser mas selectiva. Así, la tía buena gasta mas energía rechazando amantes potenciales que disfrutando la lotería genética. Como el macho alfa no está disponible porque la ve como otra mas, a pesar de caer eventualmente en la trampa, a la larga inventa nuevos criterios de selección. Y es que la tía buena se considera un premio lo suficientemente suculento como para exigir determinadas cosas a la pareja: atención exclusiva, entrega total, fidelidad incuestionable, generosidad material, comprensión infinita... En definitiva, sentirse especial. Además, la mujer guapa y promiscua es un valor negativo de la sociedad. Quien pueda pensar que a eso ha contribuido el hombre es que le faltan dos latas para el pack de seis. La demonización viene de sus iguales, que secretamente la consideran competencia desleal y por eso inventan este concepto de la dignidad femenina según el cual entregarse a muchos hombres es rebajarse y estos comportamientos degradan a todo el género femenino.

Punto 3: El hombre normal-tirando-a-feo.
Consciente de sus limitaciones, sabe que el único acceso que tendrá a la belleza femenina será por un proceso de compra/venta. En este sentido hay dos vías: el alquiler y el contrato indefinido. La primera vía parece que la han descubierto hace poco nuestros amigos de El Pais. La segunda vía implica aceptar y satisfacer en todo momento las exigencias de la tía buena. Una serie de sacrificios que el hombre-normal-tirando-a-feo está dispuesto a hacer a cambio de proyectar una imagen de éxito social y ser la envidia de los colegas. Como todo contrato, tiene todas las de romperse cuando una de las dos partes interesadas lo incumple. Es decir, cuando la mujer deja de ser tía buena o cuando el hombre deja de ceder.

Punto 4: La chica simpática o la amiga de la tía buena.
En contra de lo que nos quieren hacer creer, también folla. Y a menudo con tíos mas guapos que ella. El único inconveniente es que ha de esperar a que los chicos se cansen de recibir mocos de su amiga antes de decidirse para atacarla, y eso a menudo sucede a partir de las 5 de la madrugada. A la hora de buscar pareja, en el fondo tiene la misma aspiración legítima de que la hagan sentir especial, pero la práctica le enseña hasta donde puede exigir. Aunque los criterios varían mucho. En el momento que la ataque el hombre-normal-tirando-a-feo es posible que exija al nivel de la tía buena y que este decida dejarlo correr sopesando la relación calidad/precio. No sería descabellado afimar que la chica simpática o la amiga de la tía buena y el hombre-normal-tirando-a-feo están condenados a no entenderse.

Y así, en este frágil equilibrio de fuerzas se mueve la relación entre hombres y mujeres. Los que crean en el amor lo justificarán todo por su poder alienante. Yo, lo que creo, es que todos queremos algo del otro y que las parejas mas lógicas siempre serán las formadas por mujeres mas atractivas que sus hombres. El resto, la gran mayoría, las que se rompen cada dos por tres fruto de peleas, infidelidades y malentendidos, sólo se explican por el miedo a la soledad.

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